Historia

UN MUNDO LLENO DE SENTIDOS ESTÁ ABIERTO
A QUIENES QUIERAN SENTIR, OLER, ESCUCHAR Y SABOREAR

museo de la sal gipuzkoa
EDAD DE HIERRO

Evolución del proceso

No sabemos en qué momento el hombre se dio cuenta de esta fuente que arrojaba agua salada y tampoco sabemos cuándo aprendió a aprovecharse de las características de la sal, pero, gracias a los restos arqueológicos hallados junto a la fuente -una moneda de época ibérica, restos cerámicos romanos, cristales a base de sal, trozos de leña… – Sabemos que se explotaba en la Edad de Hierro.

Siglo XVI

Según un documento del siglo XVI, en aquella época la salina contaba con un pozo en el que se recogía agua salada y 8 casas -dorlas-. En las casas había otras tantas calderas de hierro, del mismo nombre, a las que se vertía el agua salada. El calor que producía la madera colocada debajo al quemarse permitía que el agua se perfumara y quedara sal. La producción sólo estaba en marcha de julio a diciembre. Como el resto del año llovía mucho, la cantidad de sal del agua se reducía mucho y la explotación no era rentable. En esos «meses vacacionales» se recogía leña en los bosques poblados más densos de la zona. Hoy ese barrio se ha llamado Dorla.

museo de la sal gipuzkoa

¿Te está gustando nuestra historia?

VEN A CONOCERNOS

Siglo XVIII

En 1834 las grandes inundaciones del valle destruyeron la salina y terminaron con la explotación manual. La explotación fue a parar a la empresa Productos Léniz, que reconstruyó y amplió las instalaciones y estableció un sistema hidráulico para extraer agua del pozo salado a 7 metros de profundidad y llevarla hasta las dorletas: la rueda de garrafas (actualmente reconstruida en el museo). En ese momento comenzará realmente la fase industrial de la explotación.

historia03 gatz museoa
historia04 gatz museoa
EDAD DE HIERRO

Siglo XX

Según un documento del siglo XVI, en aquella época la salina contaba con un pozo en el que se recogía agua salada y 8 casas -dorlas-. En las casas había otras tantas calderas de hierro, del mismo nombre, a las que se vertía el agua salada. El calor que producía la madera colocada debajo al quemarse permitía que el agua se perfumara y quedara sal. La producción sólo estaba en marcha de julio a diciembre. Como el resto del año llovía mucho, la cantidad de sal del agua se reducía mucho y la explotación no era rentable. En esos «meses vacacionales» se recogía leña en los bosques poblados más densos de la zona. Hoy ese barrio se ha llamado Dorla.